Recomendaciones para un retorno más consciente
¿Qué tan distinta será la experiencia escolar en el retorno a clases respecto de lo que era antes de la crisis sociosanitaria?
¿Cuáles deberán ser ahora los énfasis en la gestión educativa del retorno a clases?
¿Cambiarán las dinámicas de convivencia entre quienes retornan?
Hartas son las preguntas que nos pueden surgir al pensar en la vuelta a clases, que de manera más o menos progresiva ya se ha comenzado a implementar en muchas comunidades educativas. Entre quienes retornan cuentan muchas escuelas, colegios y liceos que no se ven desde casi un año y medio; para muchos 18 meses de confinamiento, de miedos, de incertezas, de frustración.
El diseño del retorno demanda un reordenamiento del espacio escolar (salas, mobiliario, espacios externos), pero también de nuestra dimensión organizacional y cultural: valores, propósitos y prioridades. No hay duda, la pandemia nos ha dado fuerte y se supone que de los golpes de la vida debemos aprender. Claro está, que ya nada será igual, que el tiempo perdido no se recupera, pero sí podemos hacer las cosas mejor que antes, y de ahí que tanto aquellos aprendizajes sobre “lo verdaderamente importante”, “El rol transformador de la educación”, “Educación inclusiva”, “Brechas educativas”, entre otros, deberán permear las nuevas prácticas educativas y convivenciales.
Corresponsabilidad, solidaridad, respeto, amistad, diálogo, emociones, empatía, lenguaje… ninguno de estos conceptos/valores , ha atravesado la pandemia sin revitalizar su significado, sin nutrirlo. Significado que quizás en lo más esencial no dista de lo que ha sido, pero que aplicado al tiempo y realidad presente despierta expectativas, sentimientos y subjetividades que antes, lisa y llanamente, no existían.
“La pandemia me hizo tomar consciencia de la realidad de estudiantes (y colegas) que no me habría imaginado… luego de conocerlas no puedo volver a hablarles ni tratarlos de la misma forma”
“Mi mayor dolor como encargada de convivencia ha sido, tratar de dar contención teléfonica a estudiantes llorando desbordados… ¡Qué impotencia no poder estar ahí!”
“Al retorno no pediremos uniforme a nadie, ahora nos preocuparemos de las cosas importantes”
Es difícil saber si ha habido otro período de la historia en que se hable tanto y tan transversalmente de “Emociones”, “Solidaridad” e “interdependencia” (quizás de este último no tan explícitamente) y su importancia; coincidentemente tampoco es fácil recordar momentos de tantos cambios, en tan poco tiempo, en el uso del lenguaje y la atención sobre éste para no incurrir en usos violentos, abusivos o excluyentes.
En fin, los cambios siguen y con ellos el desaprendizaje y el reaprendizaje. El retorno exige nuevas distinciones, nuevos énfasis y un reordenamiento de la institución educativa, nuevos roles a los educadores -“Figuras de Contención” Según el MINEDUC (2021)-, nuevos desafíos a las competencias socioemocionales de todos los actores de la comunidad educativa; y todo esto se debe traducir en acciones concretas.
Este nuevo ciclo impone cambios profundos a la convivencia.
En nuestra opinión, uno de los ejes fundamentales para que este retorno se vuelva exitoso pasa por la revalorización de la convivencia escolar y su impacto; tanto a nivel interno de la escuela, tanto a la gestión educativa y a la vida de quienes componen las comunidades escolares; así como externo, referido la consciencia del impacto de la convivencia escolar en la transformación de la sociedad en su conjunto.
De ahí que, poniendo la convivencia centro del quehacer, para un reencuentro esperanzador, alegre, contenedor recomendamos ver la segunda parte de este post, que trae consejos prácticos para implementar el retorno a clases.