7 consejos para volver con una mejor convivencia
Si bien son hartos los aprendizajes que se supone, la pandemia nos ha dejado, el retorno será un gran momento para ponerlos a prueba. Ha pasado mucha agua bajo el puente, muchas cosas han cambiado, en las personas, en las familias, en las escuelas y en la cultura. El retorno es una oportunidad para ser mejores, volver a priorizar y poner al centro la educación para una convivencia más consciente, humanizada y sinérgica.
En este post te compartimos 7 consejos que podrían contribuir con la convivencia de tu escuela, colegio o liceo:
Atender al estado socioemocional de actores educativos: más allá de la relevancia que tiene para efectos de la calificación de desempeño o para cumplir con las formalidades externas, sugerimos incorporar estrategias tendientes a incrementar la consciencia emocional así como la capacidad de expresar los sentimientos propios. Un paso importante podría ser elaborar un programa semestral de actividades de entrenamiento emocional aplicables a las diversas instancias de interacción educativo-comunitaria (Clases, instancias de trabajo, esparcimiento, etc.) de duración breve y sencillas de aplicar, que contribuyan al fortalecimiento de competencias emocionales, al tiempo que al establecimiento de climas escolares positivos.
Ideas prácticas:
- Aplica Animómetros, en digital o en físico, pero infórmate sobre el estado emocional de tus estudiantes y/o colegas.
- Usa relatos o imágenes que permitan abordar e identificar emociones.
- Realizar actividades lúdicas breves para producir emociones agradables.
Flexibilizar racional y empáticamente: si bien, para reabrir las escuelas las medidas sanitarias son -y deben ser- muy estrictas, es importante racionalizar dichas medidas y adecuarlas a la realidad de cada comunidad.
“Quienes atraviesan cuadros de ansiedad o problemas respiratorios la mascarilla les podría producir sensación de asfixia y podrían necesitar salir a tomar aire siquiera un minuto”
Frente a medidas tales como el uso de mascarillas, puede ser que haya estudiantes con más o menos tolerancia a ellas -independiente de la edad – al usadas por tiempos prolongados. Considerar ofrecer alternadamente permiso a los estudiantes para que de a uno puedan salir uno o 2 minutos al patio a bajarse la mascarilla y tomar aire, puede ser suficiente para reducir la incomodidad, estrés o sentimiento de asfixia que podría provocar.
No establecer nuevas normas que no se puedan cumplir: un criterio fundamental para conservar la legitimidad y efectividad de los reglamentos de convivencia es su uso y aplicabilidad; en este sentido ante la necesidad de establecer normas, que en base a un análisis preliminar parezcan que no será factible cumplir, es mejor pensar en cómo, de otra manera, podemos acercarnos al objetivo que la norma persigue. Por ejemplo, frente a la siguiente norma sanitaria “Se prohíbe tocar a cualquier miembro de la comunidad educativa”, cabe preguntarse: ¿Es realmente factible implementar una norma con este tipo de prohibición? Una norma de este tipo, de ser implementada y adoptada por la comunidad educativa en conjunto con el uso de mascarillas y alcohol, podría resultar un éxito para la prevención del contagio, ahora bien la posibilidad de aplicabilidad de la primera es bastante dudosa. Si lograr esto entre los adultos es bien difícil, conseguirlo con estudiantes que dadas sus etapas del desarrollo el juego y contacto físico surge de manera espontánea en tanto dimensión fundamental de su desarrollo socioafectivo, en nuestra opinión podría ser inaplicable. Para este caso, quizás poner el acento en el uso de mascarillas e incremento en la frecuencia de lavado de manos, además de “evitar contacto físico” (sin ser prohibición) podrían ser ejes más realistas y efectivos sobre los cuales descanse la estrategia y de ahí las nuevas normas, al tiempo que se promueve el desarrollo de la autonomía.
Actividades Colaborativas: realizar actividades que tiendan a elevar el sentido colaborativo y de comunidad para enfrentar las dificultades actuales, en instancias (de clases, reuniones, etc.), en que se levanten iniciativas en favor de aportar a la convivencia, la prevención de contagios y la inclusión, entre otras iniciativas, con los distintos estamentos de la comunidad educativa.
Algunas actividades podrían ser:
“Elaboremos juntos nuevas reglas para un retorno seguro”: propuestas por curso o estamento.
“Ideas para una convivencia segura”: encuesta online o física
Estas instancias relevan la interdependencia, la autonomía y el sentido de corresponsabilidad.
Contar con protocolos de prevención del suicidio: si bien es un tema que no es grato de abordar y que el aumento de suicidios, ideación o intentos, en este período no es una constante en todas las comunidades educativas, no es extraño que ante el elevado estrés que genera el actual escenario sanitario, se incrementen algunos problemas de procesamiento emocional óptimo y de salud mental, aumentando con ello aumente el riesgo de suicidios, por lo que contar con protocolos socializados en formatos fáciles de comprender puede ser de gran ayuda en la prevención.
En este sentido el acrónimo MAPAS nos ayuda para que nada importante quede fuera:
Mitos – Alertas-Protección-Ayuda-Sensibilización/Seguimiento
Recuerda que el estrés emocional asociado a la pandemia puede elevar el riesgo suicida
Realizar campañas gráficas de sensibilización: es importante que los mensajes centrales que se desea posicionar y que se difunden a través de las clases o instancias específicas como charlas, talleres u otras conversaciones, tengan presencia en instancias virtuales y físicas en que confluye la comunidad educativa, en forma de afiches, infografías y otras piezas gráficas. Para esto, resulta fundamental fortalecer las competencias comunicativas en los equipos de convivencia, así como la capacidad de sintetizar y apoyar gráficamente los mensajes, a fin de hacerlos atractivos y “competitivos” entre los cientos de mensajes que circulan en la web en busca de audiencias.
Algunos mensajes que podrían difundirse impresos en espacios del colegio, escuela o liceo y en sus redes sociales podrían ser:
¡Bienvenida Convivencia Segura!
¡Disfrutemos estar juntos con responsabilidad!
Hacer del Autocuidado un Hábito: El autocuidado no puede ser más un evento en el semestre o en el año. Si bien consideramos fundamental contar con procesos formativos que tiendan a promover el desarrollo de hábitos de autocuidado de manera periódica y sistemática, creemos que para el conjunto de trabajadores de las escuelas resulta fundamental, por una parte, dada los efectos que tiene sobre su bienestar la exposición a situaciones emocionales complejas que viven en su rol de Educadores -tanto formales como informales- , así como en el desempeño de su rol de contención ante la contingencia sociosanitaria.
Ideas prácticas:
5 minutos diarios de respiración profunda reducen estrés, elimina toxinas y facilita la concentración.
Instancias periódicas de conversación “cómo te sientes”, ayuda a regular las emociones y reducir el estrés.
Lo importante es que dejen de ser ocasionales para elevar el bienestar personal y de tu comunidad educativa.